Paseo por La Latina

¡Hola a todos! ¿Cómo estáis? Ya de lleno en el mes de septiembre y empezando el otoño he decidido contaos un día de paseo por la ciudad de Madrid. Ya sabéis que es mi ciudad de acogida, que me encanta y que tiene miles de lugares interesantes de los que disfrutar. La semana pasada pasamos el día por la zona de La Latina y Malasaña y hoy os lo cuento en este post. Espero que lo disfrutéis.

Ha empezado el otoño, sin embargo, hace calor. Mucho calor. Ya no pegan los colores alegres del verano, porque hemos cambiado de estación, por eso nos hemos vestido con colores otoñales, hemos dejado aparcadas las sandalias y hemos recuperado el pantalón largo. Pero el tiempo no acompaña. Salimos hacia el mediodía de casa. Bebé Chencho ya se ha comido su puré de verduras y su yogurt natural. Le encanta.

El sol brilla. Los árboles quieren empezar a echar las hojas, pero es cierto que el verdor aún se mantiene. Caminamos hacia el metro sin prisa. Me han hecho caso y vamos al centro en transporte público. Es lo mejor porque será difícil aparcar y así tendremos plena libertad de movimientos por el centro.

Bebé Chencho mira todo con sorpresa. Es su primera vez. Quiere tocar a la gente. Los observa descaradamente y nosotros nos reímos. Me encanta reaprender todo con él. Aquello que pasaba desapercibido o ignorado ha recobrado su importancia. Nos encontramos con problemas en algunas estaciones. No están muy adaptadas y no hay ascensores. Nos vemos obligados a subir el carrito por las escaleras mecánicas en el mejor de los casos. En el peor, a pulso por las escaleras.

Salimos a La Latina hacia el mediodía. La gente fluye. Van de allá para acá. El teatro de Lina Morgan observa tranquilo mientras nos muestra la obra que está ahora en sala. Pasamos al Mercado de la Cebada. Todo está perfectamente colocado e invita a comprar. Aunque está impregnado de un fuerte olor a pescado. Seguimos caminando por la calle. Buscamos el restaurante en el que hemos reservado para comer. Bebé Chencho se ha dormido. Su mente se ha cansado de aprender y necesita descansar.

La gente se amontona por la acera. Los coches consiguen hacerse sus huecos entre la multitud. Veo floristerías que muestran sus productos en la calle. El olor a pescado del mercado se va disipando y el perfume de las flores toma fuerza y poder. Las terrazas están llenas. El calor invita a ello. Aunque en verdad se está mejor en el interior de los restaurantes con el aire acondicionado. Es otoño. Me recuerdo. Pero el tiempo otoñal aún se hará de rogar.

Llegamos al restaurante. Nos están esperando. Hemos reservado en Dr. Limón. Nada más pasar compartimos la belleza del lugar. Es perfecto para fotografiar. Lleno la galería de mi móvil mientras nos preparan la mesa. Nos dan la del centro, la más grande, necesitamos sitio para el carrito. Bebé Chencho aún disfruta de su siesta. Tomamos asiento y la carta. Sin duda, hay gran variedad. Nos cuesta decidirnos porque todo tiene muy buena pinta.

Nos ponemos de acuerdo y decidimos que todo será para compartir: una quiche de jamón y queso y otra de champiñones y puerro; trinchado de tomates a varias temperaturas con burrata italiana y vinagreta de albahaca; costillas con salsa teriyaki y butter chicken masala (dados de pollo en salsa de curry con arroz salvaje y basmati con pan de pita). De postre, dos tartas de queso, una con mermelada de frutos rojos y otra de nutella. Exquisito. Sin duda, hemos acertado. Todo estaba delicioso y la atención fue de diez.

Salimos del restaurante y avanzamos entre el bullicio de la gente. Nos perdemos por las calles de La Latina zigzagueantes. Pasamos entre las mesas de las tabernas y bares. Vemos tiendas curiosas a nuestro paso. Dicen que tan solo hay que ponerle música a la vida para que sea una película. Nosotros se la hemos puesto. Llegamos al Mercado de San Miguel. Hace muchos años, siglos incluso, cuando en lugar de un mercado se ubicaba una capilla, fue bautizado el gran Miguel de Cervantes.

¡Qué distinto debe ser ahora este lugar! El Mercado está abarrotado. Este no desprende el olor a pescado del Mercado de la Cebada, al que hemos pasado por la mañana. La gente toma sus tapas mirando por los ventanales, viendo pasar a la multitud y charlando con los amigos. Cruzamos la Plaza Mayor, emblema de la ciudad. En verdad, me gusta mucho más pasearme por allí en Navidad, cuando está el mercadillo. Ahora parece mucho mayor, pero más desangelada. Me apresuro a fotografiar a Bebé Chencho en la plaza por eso del menor de la Gran Familia que se pierde. Pero tan pequeño y con este calor no consigo sacar una foto adecuada.

Avanzamos hacia la Puerta del Sol y hacemos varias paradas en las tiendas. Quedo prendada de la tienda Natura de la calle Postas, es enorme y tiene muchísimas cosas interesantes. Cruzamos Sol y entramos a la tienda de Apple. Aquí se está mucho más fresquito. Hay mucha gente. Me pregunto si allí regalarán los móviles o los iPad. La cola que hay me hace pensar eso. Absurdo. Hacemos la cola y compramos algún caprichito necesario. Salimos al Pans para darle la merienda a Chencho que ya la espera impaciente. Fruta y galletas. Le encanta.

Subimos por la calle Montera hacia la Gran Vía. Hemos evitado la calle Preciados porque está demasiado abarrotada de gente. ¡Parece Navidad! En verdad, esta zona de Madrid siempre está llena, da igual el día y la hora. Es la zona emblemática de la ciudad y también la más turística. Tienes de todo lo necesario para cubrir necesidades sociales y culturales: bares, restaurantes, cafeterías, tiendas, marcas, teatros, musicales…

Pasamos a Primark, que ya casi se ha convertido en emblema de la calle. También hay mucha gente, pero es cierto que se puede pasillear mejor que otras veces. Algunos días, sobre todo los domingos por la tarde, es imposible acceder a la ropa. Un horror. Quiero echar un vistazo a la ropa de bebé y le compro a Bebé Chencho algún pijama y algún body, a ver qué tal salen. Salimos y pasamos a Zara. Aquí me cruzo con alguna conocida y seguidora del blog (un saludo @carborboletta); charlamos durante un rato. Después, miramos ropa y zapatos y cae alguna cosilla.

Seguimos la tarde de compras. Pasamos a The body shop, pero nada llama nuestra atención así que ponemos rumbo a merendar a la novena planta de El Corte Inglés de Callao. Sorprende la variedad Gourmet de todos los productos. El empaquetado llama la atención.

Tomamos la merienda y fotografiamos desde las alturas la ciudad de Madrid. Este lugar es una pasada, visita obligada para los que paseen por esta zona de la ciudad. Hay gente de todas las edades y de todos los estilos. La verdad, es que la variedad de cafeterías y restaurantes que ofrecen hace imposible que no te apetezca tomar alguna cosilla. La gente se agolpa en el puesto de los helados. Alguno que otro parece haber adelantado la cena y se toman una hamburguesa.

Seguimos nuestro paseo por la Gran Vía ya con miras a volver a casa. Antes de llegar al metro, cogemos unas hamburguesas de Carl´s Junior para llevar. Es otra franquicia de hamburguesas que nos encanta, mucho más que las famosas Five Gays, que se encuentran en la misma calle. Es sábado tarde en el centro de Madrid y, aunque pareciera imposible, cada vez hay más gente paseando por allí. Es evidente, que es hora de volver a casa. Bebé Chencho necesita descansar y alejarse del “mundanal ruido”.

Volvemos en metro a casa y, después de bañar a Chencho (uno de sus placeres del día), disfrutamos de nuestras hamburguesas para poner punto y final a un día, que sin duda, ha sido muy divertido.

Espero que os haya gustado el post de hoy.  ¡Nos leemos en el próximo post! Un fuerte abrazo, amacrema.

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