Es inevitable que un lugar como la librería Shakespeare & Company de París no te detenga en el camino. El ambiente literario te envuelve y atrapa desde la esquina más cercana. Allá, donde solo puedes ver oscuridad te atrapa la luz que alumbra desde la fachada. No pude evitar pararme a ver las grandes cajas con libros de segunda mano que hay en el exterior, ni mirar la fachada y el escaparate una y otra vez, como si con mi mirada quisiera atrapar toda la imagen igual que hace una cámara fotográfica. Después, con temor de detener a mis acompañantes, paso y veo libros por todas partes. Parece un lugar muy pequeño, lleno de libros hasta el techo, con estantes cargados de maravillosas historias difíciles de abarcar por falta de tiempo. Un pequeño habitáculo me traslada a otro, quizá más pequeño, o quizá más lleno de libros que dificulta el tránsito de los lectores. Se ven escaleras que dan acceso a un piso superior. Cualquier recoveco parece idóneo para colocar un buen libro. Me acerco a la dependienta para preguntarle si tiene algún libro en español, yo de francés no tengo ni idea. Pero no. Ni franceses ni españoles. «All of books are in english», me dice la chica, (todos los libros son en inglés). Yo le sonrío y regreso al estante que más había captado mi atención y busco como loca un ejemplar para llevarme de recuerdo. ¡Cómo no! Una obra de Víctor Hugo es la escogida,The hunchbak of Notre-Dame.
La absurda ignorancia había hecho que yo desconociera que pisaba el suelo donde por primera vez editaron el Ulises de James Joyce. Fue en aquel lugar donde se aceraban los escritores de la Generación Perdida para leer y comprar los libros prohibidos durante la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad la librería cuenta con un servicio de hotel ya que ponen a disposición de los lectores unas habitaciones a cambio de trabajar algunas horas en la librería. Esta iniciativa me parece bastante interesante. A cambio de un lugar donde pasar la noche para personas que tengan París como ciudad de paso, la propietaria tiene asegurada la compañía y trabajadores en su librería. ¿Alguien quiere pasar algunos días en Shakespeare & Company rodeado de libros, de fantasmas del pasado y de historias olvidadas? Cuentan que la anterior propietaria tuvo que cerrar por negarse a vender una de las obras de Joyce a un oficial alemán. Aquella tienda no se volvió a abrir. Fue su hija quien años después, decidió recuperar el esplendor literario y la reabrió, pero esta vez en otro lugar y con otro nombre. Pero, eso sí, respetando la atmósfera literaria.
Si aún no sabéis de qué librería hablo recordar una de las escenas de la película de Woddy Allen, Midnight in Paris, porque la convierte en protagonista de una escena. Y si no la conocéis os recomiendo que la visitéis, porque debe ser un lugar de visita obligado para la ciudad de Paris.
África Crespo (amacrema)