TÍTULO: El polizón del UlisesAUTOR: Ana María MatutePÁGINAS: 116EDITORIAL: Anaya
Jujú vive con sus tres tías adoptivas. Cada una de ellas le enseña lo que consideran más importante en la vida. Pasa su infancia entre libros, historias y amor, todo el amor que le dan las tres Señoritas. Un buen día, descubre en la buhardilla un lugar privado para él y sus historias. Junto a sus mascotas, crea allí un barco que llama El Ulises y él se convierte en el Capitán. Desde allí divisa todo el horizonte y vive historias fantasiosas provenientes de sus cuentos de aventuras. Viaja con su timón, observa con el catalejo la lejanía, arriba velas a estribor y pone rumbo a babor hacia los lugares más mágicos. Pero una noche, todo su universo infantil cambia. Se ha escapado un preso de la cárcel y todo el mundo lo está buscando. Parece que se trata de un hombre peligroso, por lo que recomiendan tener cuidado y cerrar bien todas las puertas y ventanas.
Jujú descubre al Fugitivo en el cuarto de la leña. En principio se asusta y ve cómo el Fugitivo toma a su perro como rehén con el fin de que el niño lo ayude. Primero por miedo y luego por compasión, decide ayudar al hombre. Lo esconde en su barco, convirtiéndolo así en el Polizón del Ulises. Cada día, le lleva comida y bebida y le cura la fea herida que tiene en la pierna. Poco a poco, ven cómo esa herida se infecta y pone en peligro la vida de su Polizón, por ello, Jujú se hiere a él mismo con el hacha para observar cómo le cura el médico y así ponerlo en práctica con el Fugitivo.
Consigue mentir al Sargento cuando se acerca hasta su barco seguido por el rastro del Fugitivo que siguen los perros. Jujú ha esparcido pimienta por todos lados para eliminar el olor. Aun sabiendo que está cometiendo un delito, siente la necesidad de ayudar a aquel hombre.
Pasan los días y el Polizón le confiesa su intención de huir y de desaparecer cuando cure su pierna. Le engaña diciendo que es un verdadero capitán de un barco y que es el príncipe de una isla. Jujú le pide ir con él en su aventura, aunque siente alejarse de sus tías. Ambos planean el plan de fuga para una noche, cuando el tiempo frío del invierno deja paso a la floreada y alegre primavera. Jujú se prepara y corre junto a su Polizón para huir juntos, pero descubre que él ya se ha ido. Decide correr detrás de él, ir a buscarlo. Quería vivir con él auténticas aventuras. Pero pone en peligro su vida al intentar cruzar el río. Por suerte el Fugitivo lo ve y, aun a sabiendas de que será apresado, lo salva y lo devuelve a su casa junto a sus tías.
El frío le hace permanecer en la cama algunos días y, cuando despierta, se da cuenta de que la infancia y la inocencia se han acabado para siempre. El Fugitivo no era dueño de un barco, ni príncipe de una isla, sino un simple ladrón que han devuelto a la cárcel. Sus tías se dan cuenta del cambio del niño a la hora de vestirlo, porque toda su ropa se le ha quedado pequeña. Esta es la historia del niño que creció.
Una vez más, Ana María Matute recupera sus recuerdos de infancia para componer su cuento. No falta la presencia de los gitanos, del bosque y de los criados en la casa de Jujú. La autora rememora su infancia en sus cuentos, dotándolos de la magia de la infancia. Así, vemos también la importancia de las lecturas, de los cuentos que todos leemos de niños y de los personajes mágicos que nos acompañan siempre. Crea en Jujú la increíble imaginación de la infancia y con él, nos traslada a ese cambio brusco que se produce cuando acaba la niñez y empieza la adolescencia. Todo se nos muestra en este cuento: los juegos, la imaginación, la imprudencia o la inocencia infantil.
El Polizón del Ulises es un canto a la imaginación y a la vida. Jujú se deja llevar por sus historias para vivir su propia aventura embarcado en un barco sin rumbo con un Polizón a bordo. No advierte el peligro, tan solo quiere ayudar.
África Crespo