He perdido el documento de esta carta que casi tenía terminada el viernes. Por la noche me puse a revisarlo para publicar y no estaba. Me enfadé y desanimé porque no tenía tiempo a volver a empezarlo. Lo había dejado justo para publicar. Lo he buscado por el ordenador, pero no lo encuentro. Como si el hecho de aquel texto formara solo parte de mi imaginación. A lo mejor lo he soñado o imaginado, y no lo llegué a escribir porque es raro haberlo perdido.
Normalmente primero pienso sobre qué quiero escribir y luego me pongo a ello. Por eso no me resulta raro que solo formara parte de mi imaginación.
He intentado reescribir de memoria aquellas palabras del otro día, pero eso me presionaba demasiado. Así que lo he declinado.
El tema del que quería hablar era sobre entender qué diferencia había entre hábitos y rutinas. Escuchamos estas palabras de manera constante y yo las utilizo también cada día. Pero. ¿Qué diferencia hay entre la una y la otra?
Necesitaba saber si lo que hago cada día, tanto por la mañana como por la tarde, es un hábito o es un rutina.
He empezado por buscar las palabras en el diccionario.
Hábito: Del lat. habĭtus.
- m. Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.
Rutina: Del fr. routine, de route ‘ruta’.
- f. Costumbre o hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y de manera más o menos automática.
Fuente: https://www.rae.es/
Esto me lleva a darme cuenta de que realmente es lo mismo. O quizá no. Pero no podemos entender un concepto sin el otro. Van de la mano. Y su diferencia reside en la consciencia e inconsciencia de la acción. Me explico mejor.
Para consagrar las rutinas primero hay que ir afianzando hábitos. Y los hábitos no se sellan hasta que no has cumplido con varios días, o meses, haciendo de manera rutinaria lo mismo, de manera consiente, hasta que pasas a hacerlo de manera inconsciente. Y llega un día en el que te das cuenta de que, al dejar de hacerlo, se te ha torcido la rutina.
El pasado curso salía a dar mis caminatas casi todas las mañanas después de dejar a los peques en el cole. Este curso, como me he incorporado de nuevo al trabajo, ya no puedo encontrar ese hueco diario. Por ello, he estado dando vueltas al mejor momento para mover el cuerpo. Lo que más encontraba eran escasas. Cientos de escusas, sobre todo por falta de tiempo.
Hasta que me di cuenta de que con quince minutos al día podía ser suficiente. Para empezar, al menos.
Compré pesas, también para adecuar mi actividad física a las seis de la mañana. Y comencé a levantarme más temprano. Algunos minutos antes de las 6 a.m. Así a esa hora ya estoy en marcha con mis pesas. Me daba pereza. Mucha. Pero con mi fuerza de voluntad conseguí convertir ese hábito en rutina matutina de lunes a domingo. El día que puedo salir a correr, lo hago, me da libertad y me desestresa –y también hago los ejercicios con las pesas–.
El día que me he saltado la rutina de pesas lo he notado, no solo a nivel físico, sino también mental. No me concentraba bien en la lectura, me notaba más lenta, más cansada. Parece contradictorio, pero no lo es. Comenzar la mañana calentando mis músculos me da energía. Ahora bien, a la cama me voy bien prontito, así es.
Hemos comprado el curso tan genial de Isra Bravo. Fue una locura. Lo sé. Pero estoy deseando tenerlo entre mis manos para poder formarme (o seguir formándome) en escritura, sobre todo digital.
Las ganas de seguir aprendiendo me motivan mucho y me llenan de felicidad.
Cuerpo y mente. Ejercitar el cuerpo con deporte y la mente con lectura y aprendizaje.
Estoy acabando el nuevo libro de Robin Sharma: La riqueza que el dinero no puede comprar. No sé si recomendártelo o no, la verdad, porque tus intereses lectores pueden ir por otro camino. Pero a mí este autor me motiva y mucho. En su nuevo libro hace un recorrido por ocho pilares básicos en la vida del ser humano y te enseña a cómo encaminarlos para conseguir la felicidad. Y sus mensajes son muy razonables. Y si los vas siguiendo te das cuenta de que el éxito y la felicidad acompañan tu camino.
Desde que leí El club de las cinco de la mañana —ya sabéis que para mí fue un libro revelador— se me han ido posicionando los astros para que me pase lo que quiero que me pase —y he ido tomando notas para practicar lo que Robin Sharma me va diciendo, claro—.
De momento, mi nuevo libro —esta vez será un cuento para todas las edades, del estilo a El Principio o La buena suerte, con mucha enseñanza moral, aventuras y fantasía— es ya una realidad. Estamos en proceso de edición y ya tiene fecha de presentación. Os iré informando.
Os deseo una feliz semana.
PD: No tiene nada que ver esta carta con la que os escribí para publicar el viernes. Qué pena haberla perdido. Pero seguro que esta me ha quedado mucho mejor.
África Crespo