Microrrelato «Escalofríos»

Los cantos de las alborotadas gaviotas me hacían pensar que éstas mantenían una conversación interesante y me detuve a escucharlas. Sus gritos me parecían cánticos alegres, no como el coro de la iglesia que me hicieron sentir un corazón compungido, como el Cristo inerte que yacía bajo la desolada figura de su madre. 
amacrema

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