Nos despedimos en el aeropuerto entre deseos de felicidad y lágrimas de pena. Sin embargo, dicen que la vida es así. Un camino que nos obliga a seguirlo en línea recta o dificultándolo con curvas. No podemos detenernos. Si nos detenemos nos ahogan los recuerdos del pasado y nos privamos de retener recuerdos nuevos que vendrán en un futuro. Volví a casa, su casa y no pude evitar entrar en su cuarto. Tras rastrear todos los puntos de la habitación me encontré conmigo misma en el espejo que presidía, majestuoso, el cuarto entero. Me sonreí. Mi aspecto era estupendo. Después de tanto tiempo intentando recuperar mi físico ya olvidado, había…