Mi cumpleaños y las letras
Hoy es mi cumpleaños. Es mi 35 vuelta al sol. Cumplo 35 primaveras. Quizá por eso adoro el mes de abril. Es el mes de las letras y de mi cumpleaños. Te agradezco la felicitación que me enviarás al leer esto. La semana pasada presentó la Editorial Fagus su proyecto Huellas de vida, una colección de relatos sobre las diferentes manifestaciones de la muerte editado a imitación de los viejos pliegos de cordel. El resultado ha sido una maravilla. Un lujo haber formado parte de este proyecto con mi relato En el cielo. Me encantará que puedas leerlo cuando se ponga a disposición de los lectores. Cosa que no sé cuándo sucederá porque queda fuera de mis cometidos. Cuando comencé a trabajar con Silvina para publicar mi segunda novela, Marionetas, me ofreció formar parte de este proyecto y, por supuesto, no pude negarme. El tema de la muerte no es nada cómodo para nadie, pero, como suelo hacer con todo lo que se me pone por delante, me lo traje a mi terreno. Recurrí a mis recuerdos de infancia y aproveché para crear un relato sobre mi primer contacto con la muerte. ¿Cómo puede una niña de once años tener un contacto con la muerte? ¿Cómo la vives a esa edad? ¿Qué te cuentan los adultos? El resultado fue titulado En el cielo. No contaré mucho más sobre la dulce historia porque tendrás que leerlo en el pliego, querido lector. Y es que la muerte forma parte de la vida, aunque nos pese, aunque nos duela. La presentación tuvo lugar en el patio de los relojes del Archivo-Museo Sánchez Mejías de Manzanares. Un enclave lleno de magia, lleno de literatura y lleno de cultura. Y, junto a la presentación de los pliegos, autores y proyecto por parte de Silvina Elías, Max Delgado nos contó el origen del libro desde lo prehistórico hasta la invención de la imprenta por parte de Gutenberg. Para finalizar, aprovechó para hacer una demostración en directo de cómo se imprimía un texto en el siglo XVI y de cómo ha ido dando forma a los pliegos de cordel. Tradición y vanguardia fusionadas una vez más para crear una auténtica belleza literaria que podrán disfrutar los lectores. Resulta curioso en la era digital en la que vivimos, en la que parece que el libro en papel está quedando relegado a un segundo lugar, que durante miles de años los seres humanos han dado su vida por conservar ese objeto tan valioso. Basta con leer El infinito en un junco de Irene Vallejo para saber hasta dónde hemos llegado para conservar libros. Muchos han sido los lectores que han hecho que perduren los libros con el paso del tiempo. Nos contó Max Delgado que se encontraron el primer manuscrito del Lazarillo de Tormes escondido en un muro y, en vez de mantenerlo escondido o deshacerse de él, hubo quien decidió divulgarlo y, de esta manera, es hoy uno de nuestras joyas literarias más preciadas. Sigamos leyendo, creando historias y difundiendo el libro para mantener viva la ilusión dos mil años más por los libros y la literatura. África Crespo
