Todo es muy diferente aquí en La Habana. El día ha sido verdaderamente completo porque hemos podido visitar la mejor parte de la isla, pero también hemos descubierto su cara más oscura. Estoy observando que la gente es muy pobre. No tienen nada. Se ven sus ropas roídas y sucias. Nos han contado el poco dinero que ganan al mes después de duras e intensas jornadas de trabajo. Y, además, cobran con una moneda que aquí no vale nada. A primera hora de la mañana, nuestro guía particular nos ha advertido que no cambiemos todo el dinero de golpe, sino que solo lo hagamos con el necesario para el día…
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LLegada a La Habana
Según marca mi reloj, son las ocho menos cuarto de la tarde (hora española). Sobrevolamos el Atlántico sin divisar tierra cerca. Todo un enorme océano se extiende bajo mis pies. Viajamos hacia el día, por más que pasan las horas no llega la oscuridad de la noche a nuestra posición entre las nubes. Es febrero. En Madrid ya debe estar bastante oscuro. Sin embargo, el sol brilla en el horizonte con fuerza negándose a desaparecer por unas horas para dejarle a la luna lucir su luz más brillante. Vamos a una velocidad de vértigo a pesar de que dentro de este aeroplano no percibo apenas movimiento alguno. Estoy feliz. O,…