La vida del opositor es extremadamente dura. Pasas mucho tiempo de tu vida dedicándote exclusivamente a estudiar y muy poca gente entiende que hagas eso. Se entiende como una pérdida de tiempo. Y más cuando va pasando el tiempo, van pasando los años, y no se ven resultados.
Apoyo familiar
Es muy importante que un opositor tenga el apoyo de su familia y pareja (en el caso de tenerla), vas a dedicarle muchas horas y necesitas que nadie te moleste. También necesitas tener muy claro cuál es tu objetivo y tener claro que lo vas a conseguir. Si dubitas, mal asunto. Es una carrera de fondo. Te vas a caer. Vas a tener días malos. Vas a escuchar muchas críticas negativas por todos lados. Pero no debe importarte nada. Lo que tienes que hacer es levantarte, sonreír y seguir para adelante. ¡Lo vas a conseguir!
La planificación
En el post de hoy quería empatizar con esos opositores que andan ahora agobiados en pleno auge de estudio y contaos cómo me organizaba las semanas, los días e, incluso, los meses cuando me preparaba la oposición. Ahora existen un montón de planificadores que te ayudan a todo esto y están bien, pero yo no tenía ni idea de que existían y, en verdad, me planificaba muy bien el estudio.
No obstante, os dejo el enlace a dos planificadores que me gustan especialmente, porque puede ayudaos.
ME-TO-DO +info
El cuaderno mágico +info
La importancia de organizar el estudio
Tengo que decir a mi favor que yo nunca fui a preparador. Están muy bien para facilitarte trabajo, pero yo no quería invertir ni tiempo ni dinero en ello. Además, he sido muy recelosa de mi trabajo, esfuerzo y estudio y lo he mantenido bastante escondido y a resguardo. Quería destacar, ser la mejor (o de las mejores) y aprobar cuanto antes. Y lo conseguí.
Antes de sentarme a estudiar en el sentido de memorizar pasé algo más de un curso (mis años se miden en cursos de septiembre a junio) a preparar mi temario. Cogí el listado de temas y me escribí a mano en cuadernos uno a uno los 72 temas de la oposición. Iba sacando también ejemplos de textos en cada uno de los temas de cara al caso práctico que también tendría que resolver. Y cuando me senté a estudiar, ese trabajo ya lo tenía hecho.
También hice la programación didáctica y cada una de las unidades durante el verano anterior a prepararme bastante a conciencia. Le di el último repaso en Navidad porque no quería que el hecho de tener pendiente la programación intercediera en el estudio.
Dijéramos que cuando el 1 de septiembre de 2013 me senté a estudiar ya tenía hecha la programación y redactados todos los temas, con sus consecuentes textos para el caso práctico.
Este trabajo es muy laborioso, pero no puedes hacerlo a la vez que estudias, porque te quita mucho tiempo. Una oposición se consigue tras varios años de preparación. Yo comencé a preparar todo en 2012 y aprobé en 2016 y fueron años en los que me volqué a ello. También fueron años en los que apenas salían plazas. Al final, todo influye. Pero en esos cuatro años, además de aprobar una oposición, estudié dos másteres, empecé un curso de doctorado y escribí dos novelas, así que creo que el tiempo no lo perdí para nada.
Mi primera novela la puedes adquirir aquí: El silencio no me deja dormir.
Una idea también la tenía clara: iría a la oposición con todos los temas aprendidos, así que debía organizarme bien.
La preparación del estudio
Lo primero que hice fue reagrupar en bloques el temario de las oposiciones de Lengua y Literatura. Y cada bloque lo irí a estudiar en ciertas semanas. Tenía que estudiarme todos los temas en 6 meses y dejar los últimos 3 para repasarlos. Y un estudio por bloques es más sencillo porque se puede aprovechar el estudio de uno para el de otro. ¡Sobre todo con el apartado de bibliografía que es fundamental y muy difícil de memorizar!
Como es obvio, al presentarme tres años seguidos a la oposición, cada año lo llevé mejor y mejor, hasta que en 2016 saqué la plaza. Bien es cierto que en el sentido de superar el 5, siempre aprobé: pero recordad que aprobar una oposición supone sacar plaza, sea con un 5 o con un 8.
Las horas de estudio también deben ir incrementando de forma gradual. Yo lo hacía por trimestres: empezaba estudiando 6 horas al día, luego 8 y al final le dedicaba 10. Así, creedme, que se puede conseguir. El primer día no puedes encerrarte 10 horas porque te volverías loco, pero poco a poco sí que se consiguen todas esas horas de estudio. Además, ves que va llegando el final, que necesitas alargar el día, que estás motivado porque queda poco…
El día a día
Mi jornada comenzaba a las ocho de la mañana. Siempre me ha gustado trabajar temprano, cuando hay silencio en casa y apenas ha empezado el ruido en la calle. Es cierto que me cuesta mucho madrugar, pero son cinco minutos de dejar atrás la pereza y sacar fuerza de voluntad.
Me levantaba a menos cuarto, iba al baño y me preparaba un café. Y así me sentaba a estudiar hasta las 10.30. Esas dos horas y media era muy productivas porque estaba bastante despejada, así que las aprovechaba para memorizar. Descansaba 15 o 20 minutos para desayunar y volvía al lío. Para engancharme de nuevo al estudio leía un rato, bien algún tema ya aprendido bien algún texto que me serviría para el caso práctico. Y de 11.30 a 13.30 volvía a memorizar algún tema.
La última media hora de la mañana escribía el esquema del tema que me estuviera preparando en un cuaderno. Tengo de recuerdo un cuaderno A5 con los esquemas de todos los temas y es el mejor método para visualizar un tema de forma rápida de cara a un repaso cuando todo el temario esté aprendido.
La hora de comer procuraba no alargarla demasiado. Prefería volver al estudio pronto y que acabara la jornada cuanto antes. Así, podría hacer otras cosas. Durante el primer trimestre, dedicaba una hora, una hora y media, de repaso por la tarde y lo dejaba hasta el día siguiente.
Después, en el segundo trimestre, la primera hora, hora y media, también las empleaba para memorizar. Y a continuación, dedicaba un par de horas más a repasar, terminar algún esquema pediente, leer algún texto.
Y en el tercer trimestre, después de memorizar, esquematizar y hacer un descanso de diez o quince minutos, continuaba un par de horas más bien para leer y subrayar el tema del día siguiente, bien para repasar temas que ya tenía estudiados.
Como he comentado al principio, cada trimestre alargba un poco más las horas de estudio y la intensidad del mismo. Pero lejos de agobiar, notaba que mi mente (y mi cuerpo) progresivamente aguantaba más y más el tiempo de concentración.
El primer día que te encierres a estudiar no sacarás más de un par de horas de contración máxima. El último, aguantarás todo el día. No lo dudes.
¿Cuento un secreto? Mi último día de estudio antes de una oposición era capaz de repasar todos y cada uno de los temas. Sí, los 72. Uno a uno y gracias a los esquemas que había estado haciendo. La mitad por la mañana y la mitad por la tarde. Necesitaba llevarlos todos frescos, todos recién revisados, todos los esquemas recién visualizados. Cerraba el cuaderno. Lo dejaba colocado en mi mesa camilla, miraba una vez más la estampita de Santa Teresa (ahora os hablaré de ella) y se acabó. Jamás me llevaba nada el día del estudio. Os contaré en el apartado El descanso por qué no es producente llevarte los apuntes el día de la oposición.
La lectura en el estudio de las oposiciones
También, para no perder las buenas constumbres, solía leer las novelas pendientes de la literatura española por la noche. No contaba como tiempo de estudio, pero sí que me facilitaba la memorización de temas de literatura y, además, si iba a opositar para profesora de Literatura era lógico que tenía que llevar todas las lecturas posibles. Reconocer textos, autores, épocas, movimientos literarios… es otra de las facetas que debía controlar. Y, esto, queridos opositores, solo se consigue leyendo y leyendo mucho, para tener un gran bagaje cultural.
Aún escucho que no hay tiempo para la lectura. ¿Cómo? Es fundamental que leas, que sigas leyendo, porque es otra manera de aprendizaje. Confieso que durante este tiempo leí El Quijote completo, el Antiguo Testamento de la Biblia (fundamental para comprender la literatura española desde la Edad Media hasta el siglo XVIII), mucho de Ana María Matute (me encanta), libros del boom hispanoamericano, que tenía nulo conocimiento sobre ello (recomiendo encarezidamente El túnel de Sabato), más títulos de Benito Pérez Galdós (pensemos que tiene más de ochenta obras), descubrí a Santa Teresa y su verso «La paciencia todo lo alcanza», que sería mi lema cada día mientras estudiaba oposiciones. Y un largo etcétera, porque aquellos cuatro años de estudio fueron los más productivos en los que a nivel académico se refieren.
La importancia del descanso
El descanso diario
Dependiendo del trimestre en el que me encontrara, mis jornadas de estudio por la tarde acaban a las cuatro y media, a las seis o a las ocho. Después de esa hora hacía lo que me apetecía. Muchas veces era ver alguna serie o documental a través de Internet. Durante este tiempo estuve muy enganchada al programa Los imprescindibles o Página dos, ambos de Televisión Española. Os dejo algunos que me gustaron especialmente. Como veis, al fin y al cabo no dejaba de aprender. Y viendo estos documentales, la memorización posterior me era mucho más fácil.
Antonio Machado, Imprescindibles y Crónicas.
Cuando empezaba el buen tiempo y los días eran más largos, salía a hacer deporte. Fue una época en la que estuve muy bien de forma.
También hacía otras actividades como llevar algún club de lectura en la librería o ir a clases de inglés. Era una forma de relacionarme con la gente.
El descanso semanal
Los sábados por la mañana echaba a suertes uno de los temas que había estado estudiando durante la semana y lo escribía en dos horas, como lo haría en la oposición. Así, cronometraba lo que me daba tiempo a escribir en ese tiempo, lo que realmente me ocupaba un tema, y lo que verdaderamente había estudiado. Y hacía un caso práctico. Cuando terminaba, cerraba apuntes y lo dejaba todo aparcado hata el lunes. Los sábados por la tarde y los domingos me los dejaba libres.
El descanso trimestral
Como ya he dicho, mis años se miden en cursos escolares. Y así lo ha sido siempre. El año comienza el 1 de septimbre y hacia el 22 de diciembre comienzan las vacaciones de Navidad y yo dejaba el estudio. Es importante olvidarte durante diez días o un par de semanas del estudio. Un descanso es tan importante como el estudio. Así, a la vuelta en enero lo cogía todo con ganas. Lo mismo hacía con las vacaciones de Semana Santa, descansaba unos diez días.
Durante la época de vaciones, me dedicaba a otras cosas: revisaba la programación, leía libros, escribía, veía documentales, consultaba libros en la biblioteca…, pero me olvidaba de los temas.
El día de antes
Los exámenes suelen programarlos para el domingo y, además, es posible que tengas que desplazarte y hacer alguna noche en un hotel cercano. Si lo dudas, coge noche de hotel, te ahorrará bastantes nervios.
El viernes por la tarde es buen momento para dejar de estudiar. Prepara el equipaje y sal un rato: hacer deporte, ir al cine, pasear, una cena con amigos… Y el sábado olvídate de los apuntes, por supuesto. Termina de organizar el viaje y sal para el destino. Haz un poco de turismo, come en un buen restaurante, toma un helado, paseo, ve de compras, cena y, prontito, de vuelta al hotel y date un larga ducha placentera. Es posible que no duermas nada, o que duermas poco, pero eso forma parte de los nervios previos a un examen. ¡Qué le vamos a hacer!
El día D
Desayuna lo que puedas. A mí los nervios me afectan directamente al estómago, pero soy consciente de que debo hacer el esfuerzo por desayunar. De todos modos, puedes sacar comida durante el examen en algún momento si lo necesitas, no suele haber problemas. A mí se me olvida comer porque estoy muy concentrada y con la obsesión de la falta de tiempo, pero veo que hay opositores que comen algo, salen al baño, etc. y no por ello les tiene que ir mal.
Por otra parte, me pone muy nerviosa la gente que está tirada por los pasillos hojeando temas. ¿Se estarán estudiando algún tema pendiente? ¿Revisarán algún tema que no se saben bien? ¿Se repasan el temario completo?
¡Venga ya! ¡Lo estudiado estudiado está! Como decía un viejo profesor, «el estudiante estudia Antes». Y está todo hecho, lo único que podemos conseguir es ponernos nerviosos y quedarnos en blanco. ¿En blanco? Sí. nuestra mente necesita horas de descanso después de una dura jornada de estudio y más de cara a un examen. De hecho, los conceptos y contenidos recién estudiados se asientan en nuestro cerebro mientras dormidos.
¿No habéis notado que no conseguís memorizar algo por la noche y a la mañana siguiente parece que ya lo hemos conseguido? Nuestro cerebro ha trabajado toda la noche para asimilar todo ese contenido que hemos estudiado el día anterior. ¡No estropeeis su trabajo estudiando el mismo día del examen! Lo que conseguiréis es hacerle un lío al cerebro, que mezcle nociones, que se bloquee y os deje en blanco…
Confiar en vosotros mismos, el estudio ya está hecho. El día del examen llevad un par de bolis y estad tranquilos. Nadie puede estudiar nada ni hacer un exmen mejor (de hecho puede ocurrir todo lo contrario) por estudiar el mismo día del examen.
El día de después
¡Enhorabuena! Ya has pasado el día horrible de la oposición. Se acabó. Ahora hay que mirar hacia adelante e ir a por el segundo examen. En mi caso, la defensa de la programación y la unidad didáctica. Un día de descanso para no hacer nada y después, al lío.
Estudiar el segundo examen
Es cierto que si el primero no está aprobado, no pasarás al segundo, pero ¿sabes sí has aprobado el primero? Por muy mal que sientas que lo has hecho, no lo sabes. Así que, no te suspendas tú (dejando sin estudiar el segundo), sino que deja que te suspendan ellos (el tribunal) y ponte a estudiar el segundo examen con toda la ilusión de avanzar.
Ya que has conseguido un ritmo de estudio, mantenlo. Rebaja algo las horas, porque este segundo examen no necesita de tanta memorización, sino que requiere de más práctica, pero mantén el ritmo y el horario que llevabas. Hace calor, lo sé, pero hay que conseguirlo.
Espero de corazón que os sirva mi forma de organizar mi tiempo de estudio. Soy consciente de que si no estás metido en un proceso de selección no se comprende. Así que ánimo en vuestro día a día y tener el objetivo claro, porque lo vais a conseguir.
Compartir el post para que llegue a personas que pueda ayudarles. Me ha costado mucho trabajo escribirlo. ¡Ha sido un currada de post!
Y feliz día de San Valentín. En mi cuenta de Instagram tenéis alguna idea de libro para regalar a vuestro enamorado/enamorada.
Gracias por estar ahí. Nos leemos en el próximo post.
4 Comments
3littlebirdsinyourlife
Eres un ejemplo de esfuerzo y constancia.
amacrema
Muchas gracias. Me gusta conseguir objtivos e ir cerrando propósitos. Y creo que con trabajo y perseverancia todo se puede conseguir, aunque es cierto que todo conlleva un gran esfuerzo. Gracias por pasarte por aquí. Un abrazo.
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